FÒTIL-PERE BESSÓ
FÒTIL
la cuina dels sentits frega
el coure del temps.
(de Llibre dels haikus, 2010)
CACHIVACHE
A la memoria de Isabel Jordán
Caldera de la abuela,
la cocina de los sentidos
friega el cobre del tiempo.
Etiquetas: Pere Bessó, poema
En este blog podrá leer poemas del poeta valenciano Pere Bessó en catalán y Español/Castellano. También puede leer su vasta obra en su sitio web: http://perebesso.com
Etiquetas: Pere Bessó, poema
6 comentarios:
Evocador y sutil.
Un abrazo.
20 de julio de 2010, 13:33
Gracias, Perfecto.
Sé que en tu tierra todavía hay lugares donde la madre o la abuela guisan así. Con el mismo caldero en que las madres ancestrales cocían las hierbas del espíritu.
Un abrazo.
Pere
20 de julio de 2010, 16:54
La caldera de las abuelas cargadas de estímulos para los sentidos,una explosión de significados que nos hacen devolvernos en el tiempo e incluso deseando que éste se hubiera detenido.Junto a la caldera se tejía la trasmisión de saberes,de historias,y tantas cosas más.La nostalgia nos permite recordarlas.
Saludos desde Chile
20 de julio de 2010, 19:15
Así es, Mónica, la caldera de la abuela Isabel es la caldera de mi infancia en la masía del Peller (Campo de Sagunto/Camp de Movedre. Nostalgia rediviva.
Un abrazo.
Pere
20 de julio de 2010, 20:43
Sencillamente bello!. No he conocido a mis abuelas..pero es la misma caldera de mi niñez.
Un abrazo.
Inés.
24 de julio de 2010, 10:08
Querida Mónica;
Yo sólo conocí a la abuela Isabel, pero de alucine su vida, y no es mera cortesía afectiva. Personaje de leyenda de Lorca y que hubiera hecho las delicias de García Lorca, en tanto que hubiera dado vida a un personaje dramático increible. Algún día escribiré sobre la Isabel Jordán y el abuelo Pedro González, y las razones por las que tuvieron que recalar en el campo de Sagunto, pero va de rapto de novia, el paseo por la plaza con paja en el pelo, y la búsqueda del novio arrebatado con trabuco en mano a la búsqueda del raptor (más o menos consentifdo), a la sazón mi abuelo. Y el encuentro tremendista entre los dos padres de los dos novios, amigos desde siempre, y el ultimatun. Una historia que habré de llevar al terreno de las memorias.
Dicho esto, mi abuela cocinaba con estos pucheros, cazos y trebujos cuyos nombres merecerían todo un catálogo de lexicología...
Y en este perol cocinaba durante horas. Una cocina desde la noche anterior hasta las cuatro de la mañana, hora en que el abuelo se alzaba, hacía la comida caliente del día para, enseguida, hacer dos horas de bicicleta hasta Altos Hornos de Sagunto, en donde trabajo hasta el accidente que le costaría la vida, dejando viuda y once hijos, entre ellos mi mamá, que vive siempre en mi memoria.
Bueno, ya vale.
Un abrazo.
Pere
24 de julio de 2010, 23:50
Publicar un comentario
Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]
<< Inicio