ARA DEAE
Karen, Karen, t’allunyes de mi,
buscant per les sendes
on només petja el crepuscle
l’aixopluc burleta de l’amor,
creient que els còdols
trepitjats per les sandàlies
et tornaran el cos jove,
la simpatia pel diable.
La darrera nit estaves contenta:
el marcador del teu quadern íntim
ho assenyalava: Cada memoria
disposa d’un enginy especial
per a evocar l’amor.
Karen, cristiana i jueva alhora,
angleseta dels afores de Manchester
o veïna nova del barri hindú
a Tel Aviv, mai no oblides
del tot l’ensenyança dels proverbis:
Les paraules de la boca d’un home
són aigües pregones
i la deu de la saviesa és un rierol bullent,
però tu t’assaciaves de la set dels meus llavis,
hi assabories l’aspra escuma dels dies
sense torbar-te un segon
la flor humida del desig de l’altra.
Ara que dorms sola de bell nou
el temps s’atura al llit de les roses
adormides,
a l’aguait que la pedra tibant
del somni
dorma també tranquil·la,
a l’espera del llac,
perquè les aigües del llac són la historia
del cos o de la pedra irremeiable.
Escalfa, amor meu, la palma,
els dits, i, immisericorde, avança
cap a la llum de cada ona,
solca els pètals de les roses malastrugues
per atènyer, si pots, els cercles de l’amor
en cada buit o anell que s’endinsa
sense nom al centre mateix de la teua uterança
per deixar-t’hi gravat,
com en l’escorça dels llavis mil·lenaris:
Com d’intercanviables són els genitals,
Com d’específic és el desig.
(de Només per a dones, 2008)
ARA DEAE
Karen, Karen, te alejas de mí,
buscando por las sendas
donde sólo posa el pie el crepúsculo
el cobijo burlón del amor,
creyendo que los guijarros
pisoteados por las sandalias
te devolverán el cuerpo joven,
la simpatía por el diablo.
La última noche estabas contenta:
el marcador de tu cuaderno íntimo
lo señalaba: Cada memoria
dispone de un ingenio especial
para evocar el amor.
Karen, cristiana y judía a la vez,
inglesita de las afueras de Manchester
o vecina nueva del barrio hindú
en Tel Aviv, nunca olvides
del todo la enseñanza de los proverbios:
Las palabras de la boca de un hombre
son aguas profundas
y la fuente de la sabiduría es un riachuelo hirviente,
pero tú te saciabas de la sed de mis labios,
allí saboreabas la áspera espuma de los días
sin turbarte un segundo
la flor húmeda del deseo de la otra.
Ahora que duermes sola de nuevo
el tiempo se detiene en el lecho de las rosas
adormecidas,
a la espera de que la piedra tirante
del sueño
duerma también tranquila,
a la espera del lago,
porque las aguas del lago son la historia
del cuerpo o de la piedra irremediable.
Calienta, amor mío, la palma,
los dedos, y, inmisericorde, avanza
hacia la luz de cada ola,
surca los pétalos de las rosas desastradas
para alcanzar, si puedes, los círculos del amor
en cada vacío o anillo que se adentra
sin nombre en el centro mismo de tu uterancia
para dejarte allí grabado,
como en la corteza de los labios milenarios:
Cuán intercambiables son los genitales,
Cuán específico es el deseo.
4 comentarios:
Bello blog con estupendosa poemas. Encantada de visitar este espacio. Simplemente maravilloso y con gran talendo. Felicitaciones! Un abrazo.
24 de febrero de 2010, 3:25
Después de tal acopio de mimos y adjetivos tan elocuentes (sic) sólo ofrecerte, amiga Alma, humildemente mi agradecimiento.
Cuenta con mi respeto y afecto.
Pere Bessó
24 de febrero de 2010, 13:51
Gracias por la reseña en el correo, ayudándome asi a descubrir tu espacio.
Es un verdadero placer leerte.
Un abrazo sincero.
25 de febrero de 2010, 0:19
Y un verdadero gozo tenerte como lectora.
Un beso y mi amistad.
Pere
25 de febrero de 2010, 1:44
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