Horitzó quan no hi ha remei-PERE BESSÓ
Horitzó quan no hi ha remei
Per a l'André Cruchaga,
amb una represa del jove Rimbaud
I
El carro d’espurnes de plata cap al cel en ales de gavines amb les veus esquinçades, -fumades- de les darreres velles nimfes de les parades del port udolant vestigis de la carn xopada com monedes falses de la lluna i anells de cobretonells, les proes d'acer i de blaus bategant el lleixiu de l’escuma, la proesa humil que solleven els ceps arrancats del cor, les romegueres que roncegen el tapís de les algues. Els fardells de fonolls de la landa i la rutina immensa de l’onada d’arrels s’enfila com còdol que es rebota a l’espill del record, petits cercles esgroguits cap a l'est, cap a les ombres amuntegades fetilleres de la forest, fent la sendera de les lluernes de mar cap a les botes, els baguls del malecó, el vertigen del qual topa contra les aspes sagnants dels esculls de llum.
II
L’esternut
acomparat, si vols, al formidable badall de la terra
en plena mar,
(joc de dames al ball d’Ausiàs March);
Engalip de gavina per a la meua llosa de cementerí marí;
Un argument, a gosades, a despit de la insídia;
El viatge:
com un coltell neguitós al degotall de les tires de les aigües del desamor
al floc de cosset,
al tiró de bragueta
desempallegant-se del sobtat mos de bec,
fruita instintiva que perdé el nom en l’instant just de fervent pelada,
L’encant del dofí dels malsons
quan muda la veu de paper d’estrassa en la séquia de la mar apostrofada,
la primera despulla a l’horitzó nu sense penediment ni remors,
que la closca de la línia de fuita.
Horizonte cuando no hay remedio
Homenaje a André Cruchaga,
con una retoma del joven Rimbaud
I
El carro de chispas de plata hacia el cielo en alas de gaviotas con las voces rasgadas, ahumadas de las últimas ninfas viejas de las paradas del puerto aullando vestigios de la carne remojada como monedas falsas de la luna y anillos de cubretoneles, las proas de acero y de azules palpitando la lejía de la espuma, la proeza humilde que sublevan las cepas arrancadas del corazón, las zarzas que merodean el tapiz de las algas. Los hatos de hinojos de la landa y la rutina inmensa de la oleada de raíces se enfila como guijarro que se rebota en el espejo del recuerdo, pequeños círculos amarillentos hacia el este, hacia las sombras amontonadas hechiceras de la foresta, haciendo el sendero de las luciérnagas de mar hacia las barricas, los baúles del malecón, cuyo vértigo topa contra las aspas sangrantes de los arrecifes de luz.
II
El estornudo
comparado, si quieres, al formidable bostezo de la tierra
en plena mar,
(juego de damas en el baile de Ausiàs March);
Engatusamiento de gaviota para mi losa de cementerio marino;
Un argumento, cierto, a despecho de la insidia.
El viaje:
como un cuchillo desazonado al goteo de las tiras de las aguas del desamor
en el cordón de corpiño,
en el tirón de bragueta
desembarazándose del repentino picotazo,
fruta instintiva que perdió el nombre en el instante justo de ferviente peladura,
El encanto del delfín de las pesadillas,
cuando muda la voz de papel de estraza en la acequia de la mar apostrofada,
el primer despojo en el horizonte desnudo sin arrepentimiento ni rumores,
que el caparazón de la línea de huida.
Etiquetas: Pere Bessó, poema
2 comentarios:
Muy bello Pere. Tiene personalidad, estilo,no le falta nada.
Sólo mi beso,
d.
16 de julio de 2009, 1:39
Gracias, Di. Quizás sí falta el licor destilado de la corteza de esos abedules tan tuyos (y ya tan míos)
Pere
16 de julio de 2009, 2:39
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