En este blog podrá leer poemas del poeta valenciano Pere Bessó en catalán y Español/Castellano. También puede leer su vasta obra en su sitio web: http://perebesso.com

lunes, 6 de julio de 2009

PANDORA-PERE BESSÓ

El mito de la caja de Pandora, fotografía: astrologías...





PANDORA




Perhaps the world will end at the kitchen table,
while we are laughing and crying,
eating of the last sweet bite.
Joy Harjo

Una palabra
si se guarda mucho tiempo
larga heces
materias hirientes
al ojo y al oído
humedades hace…
Liliana Lukin



No és una caixa de sabates curullada de segells repetits,
cromos de la fèria de la plaça de la Verge,
claus d’antigues cabanyes dels contes de fades del llac,
i boletes de cristall de jugar a xives,
el ferro de tallar el fang dies després de la ploguda
que ella porta a les mans,
el vaticini de la fi del món a la taula de cuina
que ens convé plorar i riure,
mentre engolim el darrer bocí dolç,
sinó una gerra badada,
-escantellada com si fos galleda de vi brut-
matèria d’argila i somnis cucats,
cuita al sol.
I quan Ella l’acosta al seu pit,
delicadament i curiosa,
un suau vici fruitós vagareja com un pastís de milfulles
i més tard s’arrisca, i, en acabant, borrufada.
Als turons al dalt de l’abadia,
gira-sols, oliveres, vinyes,
tot s’esvaneix en un aixecament de setge a la nostàlgia.
i una suau gebrada dorm en la seua cara,
una mena de neteja de la cara borrosa,
maquillatge sencer de prima dona,
de seguida lliura un nom adventici a cada inscripción
de cristal al baf:
Cupiditat, enveja, orgull, apatia,
mostració de la ràbia que deixa anar,
s’arremolina,
l’horitzó de sobte més pessat la passió sacsa.
Encara dins d’ella la tèbia caramella minvant.






PANDORA



Perhaps the world will end at the kitchen table,
while we are laughing and crying,
eating of the last sweet bite.
Joy Harjo

Una palabra
si se guarda mucho tiempo
larga heces
materias hirientes
al ojo y al oído
humedades hace…
Liliana Lukin


No es una caja de zapatos colmada de sellos repetidos,
cromos de la feria de la plaza de la Virgen,
llaves de antiguas cabañas de los cuentos de hadas del lago,
y bolitas de cristal de jugar a chivas,
el hierro de cortar el barro días después de la llovida
que ella lleva en las manos,
el vaticinio del fin del mundo en la mesa de cocina
que nos conviene llorar y reír,
mientras engullimos el último cacho dulce,
sino una jarra quebrada,
-descantillada como si fuese cubo de vino sucio-
materia de arcilla y sueños agusanados,
cocida al sol.
Y cuando Ella la acerca a su pecho,
delicada y curiosamente,
un suave vicio fructuoso vaguea como un pastel de milhojas
y más tarde se arriesga, y, luego, ventisca.
En las colinas a lo alto de la abadía,
girasoles, olivos, viñas,
todo se desvanece en un levantamiento de sitio a la nostalgia.
Y una suave escarcha duerme en su cara,
una suerte de aseo de la cara borrosa,
maquillaje entero de prima dona,
enseguida ofrece un nombre adventicio a cada inscripción
de cristal al vaho:
Cupididad, envidia, orgullo, apatía,
mostración de la rabia que deja ir,
se arremolina,
el horizonte de repente más pesado la pasión agita.
Aún dentro de ella el tibio caramillo menguante.


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